Mi interpretación del hygge es la búsqueda de la felicidad en el hogar.
Si tu vivienda te proporciona esto, es porque tu estilo de vida es bueno y porque has invertido en tu casa lo suficiente como para sentirte a gusto en ella, tu lugar de desconexión y el mejor para compartir momentos con los tuyos.
Quiero hablaros de esta palabra “hygge”, cuyo origen está en Dinamarca (país clasificado entre las naciones más felices del mundo, dato obtenido según una encuesta Social Europea).
Sus ciudadanos se enfocan en aumentar la calidad de vida de la población, pese a su horrible climatología y a que están sujetos también a uno de los regímenes más impositivos del mundo. Resulta interesante el amplio apoyo que existe al estado de bienestar, intentando reducir el riesgo, la incertidumbre y el estrés, evitando la infelicidad extrema.
Por lo tanto hay buenos motivos para observar un interés reciente en el hygge.
¿Cómo empezamos con el hygge?
El hygge empieza desde el interior.
En nuestras casas. Es la obsesión de los daneses por el diseño de interiores. El hogar es el centro de la vida social en Dinamarca. Disponen de rincones agradables, desde una zona de lectura para acurrucarte con una manta a una esquina del salón junto a la chimenea, con el calorcito del fuego.
Convertir una casa en hogar, donde sentirnos seguros y disfrutarla en compañía o solos con una taza de té.
Ya que este concepto es bastante amplio, voy a centrarme únicamente en el diseño de interiores.
¿Qué podemos cambiar en nuestra casa para que sea más hygge?
Hay una serie de elementos muy característicos: un rincón agradable donde crear zona de relax, chimenea, velas naturales, cosas hechas de madera, naturaleza, libros, objetos de porcelana, muebles reciclados (vintage), las mantas y cojines.
Con esta idea, no se trata de tener cosas muy costosas, todo lo contrario, saber disfrutar de las cosas que son gratis. Huye de lo ostentoso, recargado y complejo.
Incorpora cosas que ayuden a relajarte, colores suaves o neutros. Estampados discretos y pequeños.
Colores:
blanco, crudo, beige o gris muy claro, tonalidades muy suaves.
Tejidos:
naturales como el algodón, lana, lino…
Materiales:
madera, baldosas antiguas recuperadas, paredes con ladrillos vistos.
Mobiliario:
líneas sencillas, elegantes sin demasiado adorno, huye de lo barroco. También incluyen los muebles reciclados.
Iluminación:
no pueden faltar las velas, la iluminación artificial muy cuidada. Es mejor repartir pequeñas lámparas por la habitación, que una sola lámpara colgada del techo (crea puntos cálidos de luz).
Estancias de la casa
Un hogar hygge debe ser práctico, cómodo y acogedor para los propios habitantes y sus invitados.
La entrada
de una vivienda es más importante de lo que parece. Es la primera impresión para los invitados de lo que encontrarán en su interior.
Así que cuida que esté despejada, con armarios o almacenaje oculto (puertas). Que sea práctica para dejar abrigos, bolsos o zapatos, un asiento o banco y alguna alfombra fácil de lavar. Toma nota y añade perchero, zapatero.
Una pequeña lámpara auxiliar para iluminar de noche queda genial.
El salón
es el corazón de la casa. Asegúrate que haya asiento para todos y que éstos además inviten a relajarse (sillones amplios y sin rigidez), pufs, alfombra, mantitas y cojines.
Incluye una pequeña biblioteca, un bonito rincón de lectura con su lámpara puntual y mantita.
Aprovecha el murete de la ventana, como repisa o como lugar para leer, tomar una bebida caliente mientras disfrutas de las vistas.
Una mesa amplia de comedor, también con luz puntual, donde compartir una buena comida o una tarde de juegos de mesa los días lluviosos.
Después del salón, la siguiente estancia más importante es la cocina. En España es tendencia de algunos años para acá la idea de que sea abierta al salón, pero los daneses llevan mucho tiempo con este concepto. Ellos disfrutan mucho ese espacio donde compartir, probar y hacer recetas en compañía. Recibir amigos y cocinar a la vez es una costumbre muy frecuente para ellos, no les gusta estar en habitaciones separadas mientras lo hacen.
Normalmente los muebles y paredes son de color blanco, alicatados muy sencillos, combinaciones con madera. Habitación poco recargada en cuanto a mobiliario. Y mesas extensibles con capacidad para muchos comensales, son la seña de identidad de las cocinas nórdicas.
El cuarto de baño es un reflejo de la cocina, en cuanto a decoración.
Paredes claras, alicatadas incluso solo hasta media altura, accesorios ocultos y bien ordenados. Nada de ruido visual, que tan fácil es tener en este espacio debido a sus dimensiones reducidas.
Esta habitación tampoco se libra de tener colocadas algunas velas, para momentos de relax mientras se bañan o crear un momento spa con sales aromáticas para el agua.
Y el dormitorio, es el refugio donde aprovechar las mañanas sin prisas. Una buena ropa de cama, bien mullida y de tejidos naturales que no te dejen salir de ella. Cojines de diferentes tamaños no pueden faltar, por si te apetece leer en la cama, o desayunar.
Usa alfombras a los pies de la cama, y en el vestidor o cerca del armario.
Aprovechar la luz natural y vestir las ventanas con cortinas ligeras.
Usa colores y estampados suaves, algún ambientador que facilite la relajación te ayudará a la conciliación del sueño.
Y añade alguna planta, purifican el ambiente y refrescan.
El estilo decorativo que mejor representa el hygge es el estilo nórdico o escandinavo.
Espacios luminosos con ausencia de tabiques para aprovechar la luz de las ventanas, vestidos con materiales blancos y cálidos como la madera, suelos calentitos vestidos con alfombras y presencia de elementos naturales. Variedad de lámparas, de color cálida para contrarrestar el frío del color blanco. Todo en orden y nada de exceso en elementos decorativos.
¿Aún no sabes si eres hygge?